jueves, 16 de febrero de 2012

A los Saltos: ¡POWER JUMP!


Si bien no es la más popular, la práctica del Power Jump se ha ido ganando de a poco un espacio importante dentro de las actividades pertenecientes al fitness. Sólo se necesita un mini trampolín, música y muchas ganas de sentir el verdadero “salto de poder”.
Muchas de las técnicas de entrenamiento que hoy se desarrollan en los gimnasios tuvieron su origen en la rehabilitación de problemas óseo-musculares: Pilates, Fitball, Aquaspinning, son algunas de ellas.
El Power Jump nació en Brasil, donde estaba dirigido específicamente a la rehabilitación de pacientes que habían pasado por cirugías de cadera o rodilla. Los brasileros le agregaron música a las sesiones de sus pacientes, iniciando el programa como tal.
Esta actividad física es un completo ejercicio cardio vascular que consiste en dar saltos sobre un pequeño trampolín, que permite entre otras cosas, tonificar, quemar grasa, mejorar la postura, mejorar el equilibrio y la coordinación.



La práctica del Power Jump
El requerimiento básico para el entrenamiento es el trampolín, implemento no muy grande, de más o menos 15 cm. de alto y 1, 20 m. de diámetro, que debe estar compuesto por una estructura metálica redonda con resortes y recubierta con una lona resistente capaz de soportar el impacto de un peso máximo aproximado de 90 kg.
La intensidad del trabajo puede ser perfectamente regulada por quien guíe la clase. Así, tanto los alumnos principiantes como los avanzados podrán ejercitarse de igual manera, cada uno por supuesto según sus condiciones físicas.
Además, el hecho de rebotar sobre esta lona especialmente creada para esta actividad no incide en el impacto que puede tener el propio peso en el cuerpo, es decir, sobre el trampolín, uno puede realizar una actividad súper fuerte sin dañar las articulaciones.
Un beneficio extra del Power Jump es que la persona puede pasarlo muy bien, las clases son muy entretenidas y los alumnos están saltando todo el tiempo al ritmo de la música, lo que produce una alegría natural.

Comenzando
Lo primero que el instructor debe transmitirle a su clase es la pérdida del miedo al trampolín, muchas personas no se atreven a practicar esta actividad por temor a caerse.
La estrategia más simple es colocar a los que se inician o a quienes tienen algún problema de salud, delante del profesor, para que así pueda corregirles posibles errores en los movimientos y brindarles la seguridad que necesitan.
El Power Jump también contemplar secciones dentro de la clase, donde se pre-calienta, elonga y prepara el cuerpo. Al final de la clase hay un momento de trabajo localizado para abdominales y músculos del torso y brazos, todo esto usando el trampolín como herramienta.
Con respecto a posibles contraindicaciones, se aconseja que quienes sufran de vértigo, crisis de pánico, mujeres embarazadas o con problemas de mastitis, no realicen esta actividad.



Carla González
Instructora de Power Jump y gimnasia Aeróbica.
Revista Tu Cuerpo

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