lunes, 24 de noviembre de 2014

¿Qué te enseña una lesión?



El mundo del deporte, entrenamiento, ejercicio físico... Es exigente. La actividad física mejora la salud, previene enfermedades y ayuda a aumentar la calidad de vida, pero cuando la actividad se vuelve más exigente, el riesgo de lesión es inherente.
¿Qué te enseña una lesión? Una lesión es un fallo, un accidente, un descuido, pero también es una dificultad que se vence, algo que te hace más fuerte, algo de lo que sales fortalecido. Los deportistas, aficionados y profesionales, no se libran de las lesiones, sean leves o preocupantes. Son oportunidades para aprender, aunque puedan parecer momentos para rendirse.
Una lesión es:
- Un fallo. Un error. Has hecho algo mal, no has cuidado la técnica, has entrenado de forma desmesurada, con una carga excesiva. No entrenes lesionado. Para si notas dolor provocado por el ejercicio. Corrige la técnica antes de meter más carga al ejercicio. Cuida la ejecución y varía de ejercicio si el que realizas te resulta demasiado lesivo.
- Un accidente. Las lesiones ocurren de manera fortuita. Un mal apoyo, un breve despiste, un salto mal calculado... El cuerpo humano es resistente en su conjunto, pero está formado por estructuras que pueden dañarse de muchas formas haciendo actividades intensas, como el ejercicio. Una lesión te puede enseñar que nadie está a salvo, por mucho que se prepare; si bien es cierto que la prevención ayuda a reducir la probabilidad de sufrir una lesión, y la gravedad de la misma.
- Un reto. Muchos deportistas, aficionados o profesionales, ven paralizada su carrera por culpa de una lesión. En algunos casos pueden tener miedo incluso de volver a entrenar. En otros muchos, ese miedo se supera y se ve la lesión como un enemigo a batir. Muchos deportistas consiguen recuperarse de sus lesiones y volver a competir a buen nivel, por lo que una lesión no tiene que ser el fin del camino.


Fuente: vitonica.com
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lunes, 17 de noviembre de 2014

La dieta que llevaban los gladiadores romanos



Para conocer la dieta que llevaban nuestros antepasados hace mucho tiempo atrás, se analiza el contenido de minerales y oligoelementos de los fósiles. De esta manera, analizando los huesos de los gladiadores romanos encontrados en las excavaciones de la antigua ciudad de Éfeso, ha quedado al descubierto la dieta que llevaban estos guerreros.
El estudio publicado en PlosOne revela que contra todo pronóstico, los gladiadores llevaban una dieta casi vegetariana, a base de vegetales, granos y legumbres.
Además, se observa que los restos de los gladiadores romanos tenían niveles muy superiores de estroncio, lo cual puede deberse a la ingesta de mayores proporciones de calcio que derivarían de una bebida a base de cenizas de plantas que los fuertes guerreros consumían para recuperarse del esfuerzo físico y cuidar sus huesos.
Se piensa que su alimentación fundamentalmente se basaba en cereales como la cebada y el trigo, y en legumbres u otros granos enteros, ya que casi no hay indicios de la ingesta de carnes tras analizar los restos fósiles de estos guerreros romanos de la antigüedad.
Las conclusiones de este análisis nos indican que es perfectamente posible ser vegetariano y ganar masa muscular o tener una buena aptitud física sin consumir proteínas animales, sólo es cuestión de combinarlas adecuadamente y al parecer, los guerreros de la antigua Roma lo lograban.
En la actualidad, podemos imitar la dieta de los gladiadores sin necesidad de volvernos vegetarianos, pero sí cuidando que no falten proteínas, fibras e hidratos, así como también, utilizando una bebida post esfuerzo para favorecer la recuperación y cuidar músculos y huesos. Una buena opción de bebida post entreno sería aquella que contenga calcio, magnesio y otros minerales, como por ejemplo: leche de vaca o de soja con avena u otro cereal.


Fuente: vitonica.com
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lunes, 10 de noviembre de 2014

¿Sabes cuándo hay que bajar el ritmo o parar de entrenar?



En el deporte, las lesiones son, por así decirlo, un mal necesario. Cuando uno se arriesga y fuerza sus límites, es normal que exista alguna lesión, aunque por suerte las que más abundan son las de escasa gravedad. No obstante, en las lesiones deportivas es muy importante saber si es necesario bajar el rito o descansar durante un tiempo.
En la mayoría de las ocasiones, las lesiones son contusiones o problemas osteoarticulares con un tratamiento relativamente sencillo, pero que deben tenerse en cuenta y, si es necesario, habrá que bajar la intensidad del entrenamiento, o incluso, detenerlo. ¿Cómo saber qué hay que hacer en cada caso? Ahí está la cuestión.
Ya sea en el gimnasio, en deportes coletivos, individuales, de riesgo, de contacto… En general, en cualquier tipo de actividad física, las lesiones musculares o las molestias articulares son frecuentes. En algunos casos se producen lesiones, como roturas de ligamentos, fracturas o fisuras óseas, pero la mayoría de las veces, las lesiones tienen un tratamiento que se puede realizar con cierta facilidad, pero hay que detectar e intervenir correctamente.

No temas bajar el ritmo o parar ante una lesión
En caso de que una lesión tenga indicado el reposo, no hay que tener miedo a estar un tiempo descansando de la actividad habitual. Si haces ejercicio con cierta frecuencia, y sufres, por ejemplo, una lesión tendinosa (“tendinitis”, o mejor dicho, tendinopatía) o muscular (rotura de fibras), los sanitarios te van a indicar casi seguro que realices reposo, hasta que la lesión sane.
No tiene sentido querer volver a la actividad antes de tiempo, puesto que esto puede generar una curación defectuosa o, en el peor de los casos, un aumento del tiempo de curación, o una lesión que se quede sin sanar por completo.

No ignores los indicios de lesión
En ocasiones ignoramos los avisos de lesiones leves que, por sobreuso, se convierten en lesiones graves. Una fisura ósea puede convertirse en fractura. Una lesión leve de rodilla, en una que requiera operación. Una lesión muscular en una debilidad crónica. Una lesión tendinosa aguda, en una degeneración crónica del tendón por sobreuso…
No tenemos que ser hipocondríacos, pero tampoco tiene sentido ignorar indicios de lesión, sobre todo porque inicialmente pueden tener una curación en pocos días o semanas. Si la lesión se hace más grave por desatenderla, tal vez la solución sea más lenta, costosa y nos tenga más tiempo alejados de la actividad deportiva.

Consulta con especialistas
El diagnóstico médico es necesario para conocer qué lesión o patología existe, y qué opciones de tratamiento médico y farmacológico pueden ser eficaces. También, dependiendo del caso, habrá que consultar con fisioterapeutas, podólogos u otros profesionales, para dar la mejor atención a la lesión.
El objetivo del proceso es atender la lesión cuando es fácilmente reversible, y que la recuperación sea óptima, para permitir un retorno con garantías a la actividad deportiva intensa.

¿Cuándo hay que parar o bajar el ritmo?
Cuando te lo diga tu médico, tu fisioterapeuta o tu profesional con conocimientos en la materia al que acudas. Hay lesiones que necesitan de la cicatrización de tejidos, y eso tiene unos tiempos. Si no dejas que trasncurra el tiempo necesario, te arriesgas a una cicatrización defectuosa y a alargar el tiempo de convalecencia. Si acudes a profesionales acostumbrados a trabajar con deportistas, te van a dar pautas precisas, y no te van a decir que bajes el ritmo o pares si no es necesario.
Si tienes una lesión muscular, tendinosa, ósea, u otra que se pueda agravar con el ejercicio, no debes intentar entrenar y luego ponerte hielo, tomar antiinflamatorios o pasar un par de días malos hasta que se pase. Ante la duda de si debes parar o no, o consultar a un profesional por un dolor que no tenías y que empeora con el ejercicio, se inteligente: para, y acude a consulta.


Fuente: vitonica.com
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